Como senderista murciano, como gerrerista apasionado por la travesía, uno de los retos que más me atraen consiste en recorrer el río Segura desde su nacimiento en Pontones (Jaén) hasta Guardamar del Segura (Alicante). 325 kilómetros de cauce que,
a pie, se acercarían a los 400 kilómetros, debido a la necesidad de
alejarnos del mismo las veces que se encañona por lugares inaccesibles o
peligrosos.
He tenido la oportunidad de realizar esta aventura
aprovechando unas semanas de vacaciones. Mi previsión era dedicarle de 10 a 12
días, alternando noches de vivac, acampada y alojamientos. Finalmente he
decidido dividir la aventura en dos salidas, así que antes de llegar a Calasparra
puse fin a la primera parte de esta Gran ruta del río Segura y aplazar el resto
para otra ocasión.
Nogal junto al cementerio de Pontones |
¿El motivo? Varios, sin duda. El principal ha sido la pérdida
de motivación. Debí conceder a esta experiencia unas expectativas demasiado grandes que no se han
cumplido. Ni mucho menos se trata de una decepción, el camino es impresionante,
pero en los cinco primeros días hay demasiado asfalto, lo que acaba por taladrar
el ánimo del caminador.
Por otro lado, pensaba que tanta ilusión iba a provocar que
tantos días pasaran sin pesarme, pero han resultado ser demasiados y me di cuenta que no me
apetecía pasar tanto tiempo fuera de casa. Hasta ahora todas las travesías que
llevo realizadas me han sacado, como máximo, una semana, y de momento ahí debe
estar mi tope, porque más allá he comprobado que caminar deja de resultarme tan
excitante.
No soy persona competitiva (diría que afortunadamente). Digo
esto porque a muchos he informado de esta pequeña-gran aventura que iba a
emprender, y quizás tengan la impresión que considero haber fracasado en ella.
Nada más lejos. El hecho de caminar por puro placer, de no deber explicaciones
a nadie más que a mí (a quien no puedo engañar) me libera de toda
responsabilidad para con otro que no sea yo mismo. En el momento, pues, en que
la motivación cesa de forma indudable, parar es lo más sensato: lo retomaré con
ganas, y así disfrutaré el resto de la ruta; de lo contrario tocaría sufrirla,
y me niego a realizar a regañadientes, por narices u orgullo una actividad tan apasionante
para mí como es hacer travesía a pie.
Una vez justificado mi abandono paso a introducir la previa a la primera etapa,
toda una maravilla para los sentidos desde el nacimiento del río Segura en
Fuente Segura (Pontones, Jaén) hasta La Toba, 22 kilómetros más abajo.
Humilde nacimiento del río Segura |
Una de mis mayores preocupaciones es cómo va a responder el cuerpo ante los 14 kilos de carga que llevo a las espaldas entre la tienda de
campaña, saco, colchoneta, 3 litros de agua, camping gas, provisiones, etc. Hasta ahora mis
experiencias en travesía y gerrerismo
(en referencia a senderos de Gran Recorrido, acuñado por la web www.senderosgr.es) han sido bajo un
exhaustivo control de etapas, salidas, llegadas, alojamientos, etc. Esta vez la
improvisación va a marcar esta salida. No he reservado nada, dormiré donde
pille, cuando lo considere oportuno, siempre que las circunstancias lo
permitan.
Y no es poco el cambio que esto supone para mí, tan inexperto
como soy en tiendas de campaña, en manejarme de tú a tú con el medio natural,
que estoy acostumbrado a pisar, aunque sin pernoctar en él. No soy cobarde ni
apocado, pero reconozco que me da mucho respeto quedar a su merced.
Así, con estas sensaciones merodeándome paso los días
previos a la fecha prevista para mi Gran ruta del río Segura. Mi periplo
comienza el domingo 16 de octubre. El día anterior hemos venido a Pontones mi
esposa, su madre y yo, durmiendo en una casa rural de Pontón Alto. Como
siempre, duermo inquieto la víspera del primer día de ruta, así que me levanto siendo
aún de noche. A las 10 en punto salimos de la casa y nos acercamos a la pequeña
poza donde brota el agua del Segura. Unas fotos para inmortalizar el momento,
la emotiva despedida y comienzo a andar cuesta abajo por el GR 144. Son las 10:30 h.
Lo importante no es llegar en el momento justo en los días predeterminados, lo importante es el viaje y tu lo has disfrutado. Decía un amigo que aunque la ruta siempre sea la misma, nunca es igual por que no la miras con los mismos ojos.. Mas vale aprender del viaje que correr.
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