lunes, 20 de marzo de 2017

Ruta de los Ballesteros (Coy)

Rincón típico en Coy.
¿Sabéis esa sensación de estar haciendo una ruta en la que cada paso que das tienes que parar para hacer una foto porque la perspectiva es invariablemente mejor, mejor, mejor? ¿Os ha pasado que, cuando os aproximáis al punto de partida de la excursión elegida, el propio trayecto en coche ya os ha compensado de sobra el madrugón porque ofrece paisajes increíbles?
Estoy convencido de que a muchos os habrá ocurrido, así que podréis imaginar mi entusiasmo cuando arribé a la pedanía lorquina de Coy para hacer unos hermosos 20 kilómetros entre campos y montes.
No es la primera vez que visito esta pequeña población para hacer senderismo. De la última ya hará un año y medio, y aún tengo en la recámara, al menos, otras dos salidas por la zona.
Vuelvo a preguntaros -ahora retóricamente-: ¿acaso no tenemos todos ciertos lugares por los que sentimos una debilidad especial? Los míos son numerosos, afortunadamente. Entre ellos, además de Coy, están la cercana Zarzadilla de Totana, Tallante, Casas Nuevas, Mula, Cehegín, Ricote... Por supuesto que sí, todos guardamos predilección a determinados lugares.
Coy desde las afueras.
Por eso volvemos invariablemente. Unas veces tardamos más de un año, otras unas pocas semanas.
Así que antes de llegar a Coy ya estaba fuera del coche en plena carretera MU-504 (la que va desde la Autovía del Noroeste hasta Doña Inés, La Paca, etc.) junto a una granja haciendo fotos de la pradera que se abría a mis ojos.
A las 7:40 ya estaba aparcado junto al albergue de Coy. Tocaba seguir los azulejos verdirrojos que marcan la Ruta de los Ballesteros y que nos sacan del núcleo urbano, pasando junto a la Iglesia de San José, la fuente de 3 caños y la calle Noguera Bana.
Durante unos cientos de metros caminamos por el Camino de la Cruz del Campo de Cartagena, que nace en Los Dolores de Cartagena para llegar a Caravaca pasando por La Aljorra, Fuente Álamo, Totana, Zarzadilla de Totana, Avilés, Coy y La Encarnación.
Enseguida lo dejamos para alejarnos de la civilización e introducirnos en el campo entre viñedos, almendros y cereales de brote reciente. Ahora las señales son hitos de cemento clavados en el suelo, rojos y con flechas direccionales. Tras rebasar una granja llegamos a una alberca con una pequeña balsa de riego en aparente desuso, pues estaba bastante seca.
Mirando al Suroeste, a tierras de frontera entre Lorca y Caravaca.
En lo alto del Cabezo del Carretón, que emerge a mi derecha, veo a un hombre que parece estar preparando su puesto de caza (más tarde se oirán bastantes tiros que parecen proceder de ahí).
Al rebasar el promotorio entramos en el T. M. de Caravaca de la Cruz, y es aquí donde colma la fiesta verde: una llanura alfombrada de un verde impecable bajo un cielo azul profundo, moteado de leves nubes blanquecinas y con la guinda del piar y revolotear de pajarillos cercanos, que se mezcla con el graznido de alguna rapaz a media distancia. Todo regado con esa  celestial luz amarilla de las 8:30 h.
Antigua alberca, balsa de riego y caseta.
La felicidad la conozco en forma de instantes fugaces. No recalan ni puedo retenerlos para recrearme en ellos, pero se hacen notar para que uno tenga la certeza de su existencia y el recuerdo nebuloso de un millar de momentos así. De ese modo, al ser "tocado" por uno de ellos lo reconozco al vuelo. Para mí, la conjunción que descrita en el párrafo anterior supuso uno de esos gratificantes tesoros.
A la izquierda el Cortijo de los Ballesteros, junto a la carretera por la que venía hace una hora escasa; al frente, la Cañada de los Altos, un bosquete al que se dirigen nuestros pasos. Pronto quedarán atrás los prados verdes y comenzará una leve ascensión por una pista forestal.
Las vistas hacia el Sur son muy bonitas. Avanzamos rápidamente, salvando algún corto repecho y alcanzando la doble cumbre que se alza a la derecha: Mayor Alto (más cercano a nosotros) y Mayor Bajo. Sin darnos cuenta hemos abandonado tierras caravaqueñas para pisar terreno de Cehegín. Apenas quedan unos metros para que la subida se convierta en agradable descenso.
Soberbios campos de cereales.
Cambiamos el rumbo en una encrucijada; la reconozco porque por aquí discurre el PR-MU 14 Burete-Hoya de Don Gil (hoy deshomologado), que tuve ocasión de realizar en 2013. Ahora, ya en el Camino del Reventón, el descenso se hace algo más pronunciado; pasaremos por una fresca umbría y llegamos a la Cortijada de los Ballesteros Viejos, que son tres edificios en distinto grado de ruina que representan a la perfección el estilo sobrio de las construcciones campestres del lugar.
Abajo existe una surgencia de agua, y aunque no tiene nada de bonito, cualquier acumulación de agua en la Región de Murcia, por humilde que sea, merece parada, foto y mención en este blog, jejeje.
Estamos al otro lado de los prados que vimos a la ida, y tras un requiebro cruzamos la rambla que nos viene acompañando desde el manantial y la cortijada. Continuamos hasta el tercer camino, donde giraremos a la derecha. Es importante esta referencia, pues el hito que se instaló en este cruce ha caído, víctima de los avatares tractoriles que pululan por estas tierras de labor.
Cortijada de los Ballesteros Viejos.
Y es que hemos vuelto a terrenos de almendros. El camino que ahora sube está circundado por ellos, y las flores asemejan palomitas de maíz. Las ramas parecen haber sido cubiertas de algodón. La floración del almendro y el melocotonero es un espectáculo digno de ver, y Murcia es tierra en la que abundan estos frutales.
En breve cruzaremos de nuevo la frontera para volver a los dominios de Lorca, y en media hora escasa me encuentro en el Bar Julián tomando una caña y unos buñuelos que me sientan de miedo.
¿De verdad he hecho 20 kilómetros? La pregunta me la hago en serio, e incluso reviso el plano para ver si me he confundido. Pero lo cierto es que he caminado casi 5 horas, con innumerables paradas para tomar fotografías y recoger desperdicios (se trata de la iniciativa #retoselfclean; podéis ver de qué se trata en este enlace).
Sí, han sido 20 kilómetros, pero ni siquiera estoy cansado, y he disfrutado tanto que voy a proponer a mi grupo de senderismo volver el próximo sábado para hacer la Ruta del Carretón (la hermana pequeña de ésta): 12 kilómetros entre almendros y cereales que obvia el tramo de monte, pero que hará más ameno el paseo en grupo.

FICHA TÉCNICA:
FECHA DE REALIZACIÓN: 11 de marzo de 2017.
RECORRIDO: Coy-El Hondo-Puerto de los Carretones-El Mayarico-Cañada de los Altos-Morra Pérez-Ballesteros-Camino del Reventón-Cortijada Ballesteros Viejos-Rambla de Ballesteros-Camino del Pozo-El Tejar-Coy.
DISTANCIA TOTAL: 19'6 kms. (aproximadamente).
TIEMPO: 4 horas y media, tranquilamente.
DESNIVEL: 390 m (aproximadamente).
DIFICULTAD: Baja.
DE INTERÉS: Coy, una pedanía encantadora; los preciosos campos de cereal; la alberca junto al Puerto de los Carretones; el camino entre pinos hacia los cabezos Mayor Alto y Bajo; la Cortijada de los Ballesteros Viejos con su manantial; los campos de almendros.
MÁS INFORMACIÓN: Ruta de los Ballesteros en pdf.

Cortijada de los Ballesteros Viejos. Detalle.
Humilde manantial de la Cortijada de los Ballesteros Viejos.
Floración del almendro.
Momento #retoselfclean.
Coy desde dentro. Un lugar auténtico.

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