viernes, 17 de febrero de 2017

Benizar, la Murcia impensable

¿Por qué la Murcia impensable? Pues porque Moratalla entera rompe todos los estereotipos asignados a la Región de Murcia, según los cuales nuestra Provincia está compuesta casi exclusivamente de playas soleadas, chiringuitos de verano y miles de sombrillas ahogando a la sufrida arena.
Pero, amigos, los que somos de aquí sabemos bien que Murcia es tierra de contrastes, y nuestro Noroeste va a dejar boquiabierto a todo aquel que dé por bueno ese tópico tan desacertado que referíamos.
Castillo de Benizar.
Para conocer un pueblecito como Benizar (Moratalla) no se necesita más que un rato (se tarda más en llegar hasta allí que en pasearlo). Y más si nos centramos en la parte alta, compuesta por viviendas de construcción tradicional, en empinadas cuestas que fatiga subir y da encanto contemplar.
Nosotros estábamos alojados aún mas arriba, en el viejo molino, hoy rehabilitado como casa rural con capacidad para hasta 25 personas, nada menos.
Nos encontramos a los pies del cerro en el que se eleva el castillo medieval (siglo XII), así como bajo el Calar de Benizar, enfrente del primero. Aquél es un promontorio rocoso amesetado del que surge una especie de diente de roca sobre el que se edificó la torre, lo mejor conservado de toda la edificación, sin duda debido a su inaccesibilidad. Subimos después de comer; la ascensión, sin piedad, es de ésas que te obligan a parar para recobrar el aliento. ¡Menos mal que sólo es 1 kilómetro!
Benizar desde el castillo. En la esquina inferior izquierda está la Casa Rural Molino de Benizar.

Ya cerca de la cumbre da gusto contemplar las almenas de la torre conforme avanzamos, pero no es hasta que estamos en la explanada que nos llevamos el chasco: es absolutamente imposible trepar hasta la cima. Sí, hay una cuerda para los más osados, pero desde luego a ninguno de nosotros se nos pasó siquiera por la cabeza.
Normalmente las gentes del pueblo han triscado cada palmo de todas las sierras cercanas, pero Juan, nuestro octogenario hospedero, en contra de lo yo que hubiera apostado, me aseguró que arriba del todo no se puede subir.

Pequeño y juguetón cauce de agua.
Juan y Paqui son uno de esos matrimonios afables, simpáticos y serviciales. A Juan le gusta el cante y admira a Rafael Farina. Nos recita y hasta se arranca a cantar alguna copla, incluso un par de picantes versillos de juventud dedicados a su Paqui, la molinera.
Pero volvamos al castillo: las vistas desde aquí arriba son maravillosas. Siempre merece la pena el esfuerzo de alcanzar una cumbre para disfrutar del mirador natural que ofrece. Lástima que que el cielo esté cerrado y no alcancen demasiados kilómetros de panorámica.
De regreso nos recreamos en el pequeño pero decidido cauce de agua que baja del Calar, dando un precioso salto algo más abajo.
Decidimos continuar el paseo y llegar al pueblo para callejear por Benizar. Casas encaladas; la rambla de escaso caudal que parte el pueblo en dos; bonitos patios decorados con macetas; numerosos azulejos de Santa Bárbara, patrona de la localidad; un antiguo horno; pequeñas granjas para el abastecimiento familiar; una bonita ermita y gentes muy amables es parte de lo que nos encontramos en este breve trayecto.
Rincón típico.
Pero ya es hora de volver a casa y disfrutar del encuentro familiar que nos ha traído aquí, y mañana querremos dar otro paseo por la zona.
El Calar es una bonita montaña coronada por una muela pelada de árboles y repleta de oquedades, así como una cueva y un abrigo natural aprovechado para recoger el ganado en un lugar abrupto y de, aparentemente, complicada accesibilidad.
Sin embargo no vamos a subir aquí, sino que nos vamos a acercar al Rincón de las Cuevas. Paqui me dijo que no dejáramos de ir, ya que "¡ni en Cantabria hay un lugar más bonito!" Seguro que estaba exagerando con la comparación, pero desde luego el lugar es digno de visitar.
En 20 minutos escasos de camino ya estábamos profundamente sobrecogidos bajo los cenajos que rodean el paraje. Una vieja balsa en desuso, una rudimentaria cruz de madera y un pequeño altar cristiano junto a un corral. Chopos desnudos junto al exiguo cauce de agua que se dirige a Benizar, que al fondo ofrece una preciosa estampa.
Visitando el Rincón de las Cuevas.
Ya de vuelta preparamos la comida; tras la sobremesa retornamos a casa. Ha sido un gran fin de semana y me ha abierto un nuevo frente a explorar: ya ronda mi cabeza una posible travesía para conectar a pie algunas de las poblaciones de la comarca en varias jornadas.
Pero esto, si se da, será otra aventura.

MÁS INFORMACIÓN:
Turismo Moratalla: http://www.turismomoratalla.info/2011/05/fotos-ruta-rincon-de-las-cuevas-benizar.html
Región de Murcia Digital: http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,233

Horno tradicional.
Ermita de Santa Bárbara.

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