martes, 21 de febrero de 2017

Mar y montaña: un paseo por Mazarrón.

Casa de pastor donde comienza la ruta.
Mazarrón, destino de playa por excelencia en la Región de Murcia, es hogar de la humilde e interesante Sierra de las Moreras. Una pequeña formación montañosa cuyos 488 metros de altitud máxima (el "Víboras" o Morro Blanco) parecen mucho mayores vistos desde el Mediterráneo, hacia donde se derrama su ladera Sur casi hasta tocar el agua.
Dada su escasa extensión no parece requerir demasiadas visitas para conocerla bien. La primera de las mías, de hecho, me sirvió para atravesarla de Norte a Sur por el Barranco de los Algezares.
La idea inicial era distinta a la que acabé realizando, pues mi primera meta era la ascensión al Víboras para obtener una vista majestuosa del mar, sin embargo un panel informativo avisa que está prohibido subir entre enero y junio para preservar el bienestar de la aves, siempre en peligro en entornos tan cercanos al hombre.
Entrando al Barranco de los Algezares.
Así, tuve que optar por el plan B. El punto de partida se encuentra cerca de Mazarrón. Yo, que iba desde Murcia, tomé la autovía hacia Alhama de Murcia, desviándome en dirección Bahía de Mazarrón hasta el final de la autovía. En esa gran rotonda giramos a la izquierda en sentido Mazarrón para, a unos 500 metros, salirnos a la derecha junto a una pequeña casa en ruinas (ojo al volver a incorporarnos a la carretera, pues está en pleno cambio de rasante y escasa visibilidad).
Tomamos el camino junto a la casa que se dirige a la sierra (hay un poste con cartel direccional). En 3 minutos alcanzamos una plantación de olivos y vemos la chimenea, antena y respiradero de una casa cueva. Avanzamos hasta una vistosa tubería que quedará a nuestra izquierda y que nos sirve de referencia para abandonar el camino y continuar por un sendero que nace a la derecha, ya en el Barranco de los Algezares.
Salida Sur del Barranco de los Algezares.
Ahora sí podemos decir que estamos dentro de las Moreras, viendo sobre nosotros, al frente y a la izquierda, las cumbres rocosas. Al principio caminamos a media altura del barranco, casi sin ascender, hasta que llegamos a una antigua cantera de yesos con unos viejos hornos. Éste es el punto donde se bifurcan ambas rutas. Descartada la ascensión hasta después del verano, continuamos por el sendero hasta un pozo. Precaución, pues está protegido únicamente por una débil alambrada de corral, presumiblemente colocada por el Club de Senderismo "Amigos de la Naturaleza".
La senda comienza a ascender, y aunque no pide demasiado esfuerzo, hay dos elementos que hacen que me cueste más de lo debido: primero, mi mal estado de forma (sí, debo perder unos kilos); segundo, las botas que llevo están bastante desgastadas, no tanto la suela como la carrocería, que apenas me sujeta el pie.
Mar Mediterráneo.
Aun así debo afrontar algunos repechos hasta que, por fin, unos 20 minutos más tarde, alcanzo el Collado de la Paridera. Desde aquí se contempla la salida de la sierra a la planicie del nivel del mar, afeada por los innumerables invernaderos que ocupan toda esta comarca.
Comienza un descenso que va a presentar algún paso comprometido dada la pronunciada pendiente y la piedrecilla suelta, una combinación infalible para resbalar. Avanzo despacio, que soy de natural torpe, y asegurando cada pisada, hasta recorrer toda esta vertiente del barranco, que aboca junto a una balsa de riego nada bonita. El panorama que sigue es aún peor: invernaderos (¿habrá cosa más fea?).
Tras caminar junto a uno durante unos 500 metros nos desviamos a la izquierda por un viejo camino (algo escondido entre numerosos montículos de tierra) que apunta directamente al mar, a menos de 2 kilómetros.
Villa García.
Conectamos con otra de las rutas propuestas en la web Visita Mazarrón, la que va de Puntabela (Bolnuevo) a la Playa de Percheles. Nos dirigimos hacia el Oeste para caminar por un rato cerca del mar hasta alcanzar Villa García, una vieja casa de porte señorial que llama la atención.
Es una pena que estas viviendas singulares queden abandonadas, si bien no es menos cierto que precisamente esta dejadez le confiere ese atractivo propio de aquello que aparenta un pasado mejor, incluso fastuoso.
El Mar Mediterráneo desde la entrada a Villa García.
Tras curiosear un poco es hora de volver. Toca regresar desandando el camino, así que me espera una dura subida con un calzado incómodo. Cuanto antes empiece, mejor. Me lo tomo con tranquilidad, y me sorprende comprobar que la vuelta se me hace menos pesada de lo que preveía. En poco tiempo he alcanzado el Collado de la Paridera (me encanta este topónimo).
En breve llego al comienzo, donde dedico unos minutos a explorar y fotografiar la vieja casa pastoril, con corral y aljibe adyacente.
Satisfecho con las más de 4 horas de caminata pongo rumbo a Murcia. Pero me quedan, al menos, tres visitas más a Mazarrón: las calas, los cabezos mineros y el "Víboras" siguen anotados en mi agenda de tareas pendientes.
Una de las ramblas que pasan junto a Villa García.

FICHA TÉCNICA:
FECHA DE REALIZACIÓN: 16 de febrero de 2017.
RECORRIDO: Casa en ruinas junto a la RM-332-Barranco de los Algezares-hornos de yeso-pozo-Collado de la Paridera-balsa de riego e invernadero-enlace ruta Puntabela-Percheles-Villa García.
DISTANCIA TOTAL: 14 kms. (aproximadamente).
TIEMPO: 4 horas.
DESNIVEL: 330 metros (aproximadamente).
DIFICULTAD: Baja.
DE INTERÉS: La casa de pastor en el punto de inicio y fin; el viejo camino de mampostería al otro lado del barranco en el primer tramo del recorrido; los hornos de yeso y el pozo; la sensación de soledad en una sierra despoblada; el divertido descenso por el barranco; el Mediterráneo, en esta zona solitario y exento de explotación humana.
MÁS INFORMACIÓN: Descripción de la ruta en la web de Visita Mazarrón.

Casa de pastor en ruinas. Lugar de inicio y fin de la jornada.
Casa de pastor en ruinas. Detalle desde el patio interior.

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